Los bebés prematuros pueden tardar algo más de tiempo en alcanzar las metas del desarrollo, comparados con los que nacen a su tiempo. Los bebés prematuros experimentan una serie de cambios que se llevan a cabo fuera de su medio ambiente óptimo, el útero, el cual está preparado para facilitar el desarrollo funcional de los diferentes sentidos del bebé hasta que estén totalmente “maduros” para asumir la función que orgánicamente les corresponde.
¿Qué es un bebé Prematuro?
Todo bebé que ha nacido antes de las 37 semanas de gestación es prematuro. Genéticamente estamos «programados» para alcanzar un desarrollo intrauterino adecuado al llegar a las 40 semanas de gestación.
Sin embargo al alcanzar las 37 semanas ya estamos en capacidad para hacer afrontar, desde el punto de vista madurativo, a la mayoría de las demandas a las que será sometido nuestro cuerpo y nuestro sistema nervioso.
Cuanto más descendamos por debajo de las 37 semanas, mayor es el riesgo de presentar alteraciones en el neurodesarrollo.
El útero asegura un medio ambiente controlado, evitando el exceso de luz y ruido, controlando los cambios bruscos de movimiento y manteniendo una temperatura adecuada las 24 horas del día.
Es la estructura que, además ofrece al bebé un gimnasio a tiempo completo para que sus piernas y brazos se mantengan en plena forma, mientras las madres «disfrutamos de las pataditas» que nos recuerdan que hay un ser humano desarrollándose dentro de nosotras.
Nacer, antes de que todo este proceso se alcance adecuadamente, es la razón por la que, los prematuros, se enfrentan a múltiples dificultades en su proceso de adaptación a la vida extrauterina.
Estas mismas dificultades pueden incidir negativamente en el complicado proceso de maduración y adquisición de los diferentes hitos de neurodesarrollo, en todas o en algunas de sus áreas.
De aquí que es sumamente importante vigilar a cada bebé de manera individualizada y conocer sus antecedentes para asegurarnos de que esté logrando, mes a mes, la integración adecuada de cada uno de los puntos críticos del desarrollo que son la base para la adquisición de funciones neuromotoras más complejas.
¿Cómo se evalua a un bebé prematuro?
Es muy importante que recordemos que un bebé prematuro debe siempre evaluarse con su edad corregida, porque de lo contrario estaríamos evaluando a un bebé en una edad madurativa que no le corresponde y estaríamos esperando mayores logros psicomotores para los que realmente no está preparado.
En los prematuros es importante corregir la edad (ésta se corrige en todos los prematuros hasta que alcancen los 2 años y medio). Y si su bebé ha nacido con un peso menor de 1000 gramos, su edad debe corregirse hasta los 3 años.
Haciendo esta corrección estamos tomando en consideración las semanas que le faltaron al bebé para llegar a las cuarenta semanas de gestación y estaremos haciendo las evaluaciones en el momento adecuado de su desarrollo.
Desarrollo Cerebral
El desarrollo del sistema nervioso humano es un proceso que se inicia en el periodo fetal (nueve semanas después de la fecundación hasta el nacimiento), y continúa durante la primera infancia.
Como hemos comentado, es un proceso dirigido genéticamente, pero es vulnerable a factores ambientales durante su curso.
Durante esta etapa se desarrollan y se integran progresivamente las diferentes áreas del sistema nervioso central y periférico, cumpliendo una serie de eventos escalonados como son:
- Organogénesis: es el conjunto de cambios que permiten que las capas embrionarias (ectodermo, mesodermo y endodermo) se transformen en los diferentes órganos que conforman un organismo.
- Multiplicación celular: en primer lugar ocurre en las neuronas del cerebro, posteriormente en el cerebelo y por último en las células del hipocampo.
- Organización celular
- Desarrollo dendrítico
- Mielinización: El proceso de mielinización cerebral se inicia unos tres meses después de la fertilización. Sin embargo, en el momento del nacimiento sólo unas pocas áreas del cerebro están completamente mielinizadas, como los centros del tallo cerebral que controlan los reflejos, porque de ellos depende la supervivencia.
Esta última fase es sumamente importante, ya que para que la transmisión de las señales entre las neuronas se dé de una manera eficiente, es necesario que los axones (estructuras que permiten la conexión entre neuronas), estén cubiertos por una sustancia grasa que facilita la transmisión del impulso nervioso conocida como mielina. La mielinización, o el desarrollo de una capa grasa alrededor de los axones neuronales se da progresivamente y como hemos explicado, finaliza una de sus fases a las 40 semanas de edad gestacional.
Este proceso, unido a la plasticidad que tiene el cerebro en estas etapas y que se mantiene hasta aproximadamente los 7 años, es lo que nos da la oportunidad de intervenir para lograr modificar patrones inadecuadamente integrados por el niño.
Hay a nivel cerebral otros procesos sumamente importantes y necesarios para alcanzar un neurodesarrollo óptimo como lo son: la sinaptogénesis, la migración neuronal y la proliferación glial, entre otros que son determinantes en la estructuración de nuestro cerebro y de sus funciones complejas, las cuales nos dan la autonomía y la supremacía como seres humanos. Cada uno de estos eventos ocurre en momentos específicos durante la gestación.
Efectos de la Prematuridad en el neurodesarrollo
Ahora es más fácil comprender las razones por las que, al nacer prematuramente, los bebés tienen más riesgo de presentar alteraciones en una o varias áreas del desarrollo. Estas áreas se dividen en motor grueso, motor fino, lenguaje, cognición, socialización y finalmente el aprendizaje.
La base de la pirámide del desarrollo se fundamenta en el periodo de la vida intrauterina donde interactúan factores materno–fetales para que se alcance el nivel organizativo adecuado para enfrentar las demandas de la vida extrauterina y del desarrollo a corto, mediano y largo plazo.
Los prematuros pierden esta oportunidad y aún, cuando su sistema nervioso se encuentra en fase de maduración y organización secuencial, se ve interrumpido por los múltiples factores externos que afectan su ambiente y su cuerpo, alterando la progresión natural de los procesos previamente discutidos.
Existe complicaciones para un bebé prematuro
Un bebe prematuro que cursa con complicaciones secundarias a su prematuridad, como los problemas respiratorios que pueden ser tan graves que requieran de ayuda ventilatoria, infecciones, alteraciones del azúcar (hipoglicemia), apneas (pausas de la respiración espontánea), etc; es propenso a sufrir alteraciones en el proceso madurativo organizado, dando como resultado desviaciones del desarrollo psicomotor.
Por otro lado, en ellos hay más probabilidades de presentar alteraciones en la integración sensorial (forma en que nuestros sentidos reciben, integran y procesan los estímulos procedentes del medio ambiente y de las experiencias diarias).
Esto ocasiona alteraciones en el umbral de respuesta a los diferentes estímulos que recibe el bebé y que ingresan a través de los cinco sentidos, generando respuestas anormales o muy aumentadas a estímulos de la vida diaria, que en condiciones de adecuada integración, son benéficas para el desarrollo del bebé.
La Estimulación del Neurodesarrollo
Podemos pensar entonces que, la estimulación debe iniciarse temprano en el embarazo. Considerando que no podemos tener la seguridad de que el embrazo alcanzará las cuarenta semanas, debemos asegurarnos de que el bebé, en vías de desarrollo, reciba el mayor beneficio durante el tiempo que esté en el útero.
La estimulación prenatal está encaminada a reforzar las actividades maternas que, indirectamente están relacionadas con el desarrollo y maduración de los órganos de los sentidos y potenciar las habilidades neurocognitivas que genéticamente están codificadas en cada ser humano.
Estímulo es todo lo que aplicado sobre el ser humano produce una reacción y condiciona una respuesta; estos deben presentarse adecuadamente en cantidad y calidad, porque puede resultar nocivos para los sistemas funcionales: la hiperestimulación, la estimulación fluctuante y la estimulación a destiempo, tanto como la falta de estimulación.
Antes de iniciar el proceso de estimulación del neurodesarrollo de su bebé o su niño es muy importante evaluarle con alguna de las pruebas ya estandarizadas para medir las habilidades del desarrollo, según la edad del bebé, recordando que en los prematuros debe ser con edad corregida.
Estas pruebas nos dan bases objetivas para detectar cuáles son las áreas del desarrollo en las que el niño presenta alteraciones y así organizar un esquema terapéutico dirigido a corregir la deficiencia y a fortalecer las áreas con desarrollo adecuado, que será variable según la respuesta del niño y modificado a medida que el niño crece y logra alcanzar el desarrollo adecuado para su edad.
En los niños prematuros, iniciamos todo este proceso, trabajando todas las áreas relacionadas con los órganos de los sentidos, es decir, iniciamos con integración sensorial hasta alcanzar la edad post natal de las cuarenta semanas.
Una vez que el bebé, ya nacido, alcanza las cuarenta semanas, se inician intervenciones orientadas a la estimulación de otras áreas del desarrollo como el control del tono, la fuerza, la postura, el equilibrio, etc; de manera que ayudemos al bebé a alcanzar las metas mensuales de su desarrollo global.
Recapitulemos, es importante que tengamos presente que el desarrollo del cerebro, se inicia en el útero, que está mediado por factores genéticos, pero que además nos da la oportunidad de intervenir en las fases que se continúan durante el periodo crítico de maduración que va desde el nacimiento hasta los 5 a 7 años y que durante esta etapa, si sabemos cómo y cuándo intervenir, podemos ayudar al proceso de organización funcional y obtener de nuestros niños, su máximo rendimiento.
La estimulación del neurodesarrollo, en todas sus áreas, debe ser personalizada y debe realizarse en todos los niños y niñas desde la concepción. Recordemos que un cerebro adecuadamente estimulado tiene el potencial para alcanzar sus objetivos de una manera adecuada y con el mínimo de dificultades.