Prueba psicomotora, escala o prueba bayley

¿Qué es la Prueba de Bayley?

Las escalas o Prueba de Bayley es un instrumento para evaluar el desarrollo motor, cognitivo, lenguaje, socioemocional y de la conducta adaptativa en bebés y niños pequeños. Implica la interacción entre el niño y el examinador y observaciones en una serie de Tareas.

Con el transcurrir de los años, nuestros niños han sido expuestos a una gran variedad de factores externos que contribuyen a modificar la expresión de la carga genética heredada. En ese sentido, es claro que hoy encontramos niños que desarrollan habilidades complejas a edades más tempranas de la que esperamos; como por ejemplo, el uso de los aparatos electrónicos (celulares, tabletas, etc.).

El impacto de la tecnología sobre el desarrollo debe alertarnos como padres, y permitirnos ampliar nuestra capacidad de comprenderlos en las diferentes fases de su desarrollo.

Con esto podremos guiarlos y detectar tempranamente desviaciones, del patrón “normal,” de manera que podamos intervenir para ayudarles a superar las deficiencias, por pequeña que pudieran parecer. 

Puede resultar difícil detectar alteraciones de baja y mediana complejidad, ya que las mismas pueden aparecer disimuladas por las grandes habilidades desarrolladas en otras áreas muy específicas, lo que nos dificulta, como padres, la detección temprana de la dificultad o debilidad, y por ello, no realizamos  una intervención oportuna.

Cada día las exigencias en neurodesarrollo demanda el uso de instrumentos que sean óptimos para la recolección de datos sistemáticos y representativos de la realidad; y  que permitan llegar a conclusiones objetivas del desempeño del niño o la niña en las diferentes áreas del desarrollo.

Lo que se pretende es contar con pruebas que sean lo suficientemente sensibles y aplicarlas  para detectar, dentro de la población infantil, niños en riesgo de presentar alteraciones del neurodesarrollo y que reciban atención temprana.

Dentro de este grupo de pruebas se destaca el Bayley test o Prueba de Bayley, la cual es utilizada ampliamente; no sólo para la evaluación individual, sino también, en la realización de estudios de seguimiento y evaluación del neurodesarrollo en niños desde un mes de nacido hasta los 42 meses (3 y medio años).

Esta prueba se utiliza para describir el funcionamiento actual del desarrollo de los niños y además, es una herramienta importante en el diagnóstico y en la elaboración del plan de tratamiento para los niños con retraso o alteraciones del desarrollo.  

La primera edición de esta escala se presentó en 1969 como Escalas de Evaluación del Desarrollo Infantil –BSID-I, de Nancy Bayley;  publicándose la primera versión en español en 1977.

Rápidamente se constituyó en el mejor ejemplo y la más amplia revisión de las habilidades motoras y mentales de niños entre los 2 y los 30 meses de edad para esa fecha. En 1993 y 2006 esta escala ha sido revisada y actualmente existe para su aplicación la escala de Bayley II y de Bayley III.

En términos generales e independientemente de si se usa la versión II o  III, nos permite medir los cuatro pilares del desarrollo que son:  el área motora (fina y gruesa), el lenguaje, el área cognitiva y el personal-social (escala de comportamiento).

¿Cuáles son los elementos de las escalas o prueba de Bayley?

Dentro de este test se evalúa, el desarrollo cognitivo, las habilidades en el lenguaje, tanto expresivo como comprensivo, evento trascendental  para el ser humano.

Las escalas de Bayley contienen tres subpruebas:

  • Las escalas cognitivas, que miden la capacidad de un niño para, por ejemplo, participar en juegos de simulación, prestar atención a objetos o buscar un objeto que se haya caído;
  • La escala de lenguaje, que mide la capacidad de un niño para comprender y utilizar el lenguaje hablado para etiquetar objetos o personas, seguir instrucciones o reconocer objetos según la descripción o las etiquetas habladas;
  • La escala motora, que evalúa las habilidades motoras gruesas y finas.

Se pueden administrar o no dos pruebas adicionales que incluyen:

  • La escala socioemocional, que mide la capacidad de un niño para relacionarse socialmente con los demás, calmarse a sí mismo y participar en juegos apropiados para su edad.
  • La escala de comportamiento adaptativo, que mide el nivel de desarrollo de un niño en relación con las habilidades de la vida cotidiana, como seguir reglas, cooperar y, en general, adaptarse a situaciones nuevas o exigentes.

El desarrollo cognitivo se refiere al proceso mediante el cual el conocimiento se obtiene a través de percepciones o ideas. Es la expresión del desarrollo madurativo del sistema nervioso que nos da, a los seres humanos, la capacidad de resolver problemas y enfrentarnos a las exigencias de la vida diaria de una manera sabia y organizada (capacidad para el procesamiento de la información).

El desarrollo motor incluye la evaluación del área fina y del área gruesa, cada una de estas áreas sigue patrones de maduración establecidos, respetando secuencias de desarrollo; que van en sentido cefalo-caudal (de la cabeza hasta los pies) y de lo proximal a lo distal, es decir, se especializan primero las áreas más cercanas al cuerpo y finalmente las más distantes (hombros antes que manos, manos antes que dedos, etc.), por ello es de vital importancia que cada uno de los “hitos” del desarrollo se complete en su momento y con la calidad que la edad exige.

El área del comportamiento evalúa una serie de rasgos que son genéticamente determinados y que deben organizar el acercamiento del niño con el  mundo que le rodea.

Esta es un área de suma importancia, ya que, aunque esté genéticamente determinada es socioculturalmente influenciada, afectando la expresión final de rasgos que aparecen tan temprano, como a los dos meses de nacido.

El resultado de la prueba de Bayley se expresa como índice de desarrollo mental (MDI de sus siglas en inglés), el índice de desarrollo psicomotor (PDI) y escala de comportamiento.

¿Cómo utilizan los examinadores las escalas de Bayley?

La prueba de Bayley como tal, no hace diagnósticos; es por ello que los resultados deben ser considerados en conjunto, con la evaluación médica; para llegar a un diagnóstico de trabajo o definitivo, según sea el caso.

Es igualmente importante aclarar que esta prueba, así como muchas otras, no tienen un alto valor predictivo a largo plazo, ya que la medición se realiza en un momento del desarrollo específico y evalúa las habilidades en ese momento y para la edad. 

El cerebro se mantiene en constante movimiento, facilitando la formación de nuevas redes neuronales y nuevas conexiones que, junto con los procesos de mielinización y organización cerebral. Esto permite que las experiencias de aprendizaje reorganicen esa estructura en crecimiento; facilitando un aprendizaje significativo a partir de las experiencias del entorno.

Siempre que medimos el cerebro con pruebas psicométricas, lo que estamos evaluando es su nivel de desarrollo y de funcionalidad integral.

Limitaciones de las pruebas para retrasos

En muchos casos, los retrasos en el desarrollo son temporales. Los niños crecen y se desarrollan a ritmos dramáticamente diferentes en la primera infancia, y los resultados de cualquier prueba deben verse como una evaluación del funcionamiento actual.

Los resultados de las pruebas no necesariamente indican que un niño tendrá discapacidades de aprendizaje continuas más adelante en la vida.

Una pequeña parte de los niños con retraso en el desarrollo continuará teniendo dificultades y es posible que se les diagnostique otras discapacidades a medida que ingresan a la escuela y se acercan a las edades de 8 a 10 años.

La escala o prueba de Bayley, como otras pruebas neuropsicológicas, nos permite tener una idea clara y objetiva del nivel en que se encuentran las habilidades psicomotoras de los niños y niñas, disminuyendo el error que se genera por las emociones y sentimientos de quien hace la evaluación, incluso de los padres y familiares, quienes envueltos por el amor y la emoción, tienden a minimizar las alteraciones que pueden presentar sus hijos.

Esta prueba, en manos expertas y aplicada adecuadamente, ofrece la posibilidad de aprovechar las ventanas del desarrollo de una manera oportuna, ya que no hay mejor momento para recuperar las deficiencias en estas áreas, que los primeros 5 años de vida.  

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