Tres de cada cinco niños padecen de Obesidad infantil, indistintamente de su estrato social, educación, posibilidades y acceso a alimentos. La Obesidad infantil se remonta a la buena o mala alimentación y nutrición de la madre antes y durante el embarazo, ya que ésta puede contribuir enormemente a la salud en el futuro de sus hijos.
Las mujeres que viven un estilo de vida saludable lo transmiten a sus hijos; con menos posibilidades de adquirir problemas desde el nacimiento y problemas crónicos de salud.
Se ha probado que el bebé que recibe leche materna tiene menos posibilidades de desarrollar obesidad infantil.
Como padres, deben de ver las señales y las situaciones que ponen en riesgo que sus hijos sean víctima de este desorden fisiológico-ambiental, donde se compromete el peso desde los años pediátricos.
Señales de que mi hijo puede padecer de obesidad infantil en un futuro
- Niño (a) no come una variedad de alimentos, sólo se limita a un tipo o clase de alimento de su predilección, sin contemplar todo los grupos y preparaciones de éstos.
- Es inactivo, no está involucrado en ningún deporte, actividad recreativa. Es demasiado sedentario, especialmente, en los períodos pre-adolescentes, donde ya deja de jugar para pasar más tiempo en computadoras, teléfonos celulares, videojuegos.
- Usa tallas de ropa por encima de su talla correspondiente para su edad, sin que sea por la altura, sino más por el peso.
- Dejamos la alimentación del niño a cargo de otra persona o familiar que no está tan consciente de sus tiempos de comidas, porciones y necesidades reales.
- Participa mucho de eventos sociales, cumpleaños; acude con frecuencia a restaurantes de comida rápida o franquicias y se descontrola ante estas situaciones.
- La actitud de nuestro hijo es rebelde y tiende a comer sin autorización o a escondidas
- Tienen acceso a dinero y hemos notado que sólo sabe gastarlo en la cafetería o kiosco del colegio, sin saber cuáles son sus primeras opciones saludables.
La obesidad infantil se extiende a muchos aspectos del desarrollo del infante y niño en general. Entre los aspectos importantes que hay que considerar en estos casos están:
- Los horarios de alimentación
- El desayuno
- Las meriendas o snacks
- Acceso a alimentos pocos nutritivos
Influencia de los horarios irregulares en la obesidad infantil
Los niños entran a la escuela relativamente muy temprano en la mañana, lo que a veces perjudica el horario del desayuno, haciendo que el niño vaya a la escuela sin comer y que desarrolle un hambre que haga que el mismo ingiera alimentos pocos nutritivos y calóricos durante estas horas.
Los horarios además son extendidos y las comidas escolares no son personalizadas y a veces resultan en alternativas poco saludables y calorías excesivas.
Las actividades alternas, ya sea que el niño es deportista o pertenece a una actividad recreativa o sigue tutorías. Todo esto hace que sus horarios en la semana sean largos y ocupados, sin dedicarle tiempo al tema de la alimentación en forma adecuada.
Garantizar el Desayuno evita la obesidad invantil
Muchos estudios han determinado que el tener un buen desayuno evita respuestas glicémicas de azúcar en sangre adversas en los seres humanos, lo que permite tener un mejor control del hambre a lo largo de todo el día. Lamentablemente esta es la realidad de muchos niños. Irse al colegio sin haber desayunado bien, lo que provoca un hambre descontrolada y antojos azucarados y cargados de grasas. (Galletas, sodas, frituras, chocolates).
El comer un buen desayuno hace que el cuerpo pre-establezca patrones y no padezcamos de hambre descontrolada a una hora inapropiada. Y lo más probable es que podamos comer alimentos más nutritivos y con mejor valor nutricional (Frutas, galletas integrales, yogurt, queso descremados, semillas).
Meriendas
Las meriendas son cruciales en la alimentación de un niño en crecimiento, ya que ésta debe representar las faltas alimentarias de los 3 tiempos principales de comida.
Si por razones de tiempo o actividades, el niño deja de ingerir un grupo de alimentos, las meriendas representan un instante clave para complementar su alimentación.
Por eso es que se debe cuidadosamente seleccionar, preparar, y empacar las mismas, para que éstas cubran las necesidades fisiológicas y nutricionales de nuestros hijos.
Alimentos pocos Nutritivos
Si miramos a nuestro alrededor encontramos que el acceso de sus hijos a alimentos poco nutritivos es notable, ya sea en la escuela, centro comercial, cumpleaños o actividades sociales, recreativas y deportivas. Inclusive en los menús de niños, nos damos cuenta que las alternativas siempre se inclinan a comidas de bajo contenido nutricional, pero extremadamente calóricas.
Adicional, el mensaje y contenido de la televisión, radio y medios de comunicación está basado en alimentos pocos nutritivos o de alto contenido calórico, lo que influencia al niño a no tener idea de cuáles son sus opciones en este tema.
¿Qué podemos hacer para que nuestra familia y muy especialmente, nuestros hijos no sean víctima fácil de la mala nutrición?
1. Crear un sistema de compra y alimentación que toda la familia pueda seguir
Tratar de no comprar alimentos fuera del contexto de su alimentación. Crear variedad y revisar las preparaciones que se hacen en casa para asegurarnos que son opciones más sanas. Evitar los excesos en el ambiente casero y estar involucrados al 100% con toda su alimentación.
2. Ser padres activos y fomentar las actividades recreativas familiares
Involucrarnos en temas deportivos con ellos. Practicar algún deporte y hacerlos partícipe activamente a ellos. Realizar excursiones, camping y actividades que fomenten que sean niños con mucho dinamismo y ganas de participar. Preparar vacaciones interactivas o inscribirlos en sesiones de verano o polideportivas, donde se siembre en ellos la pasión por la actividad física.
3. Involucrar a todos los que cuidan de nuestros hijos
Desde los abuelos, los maestros, tíos o nanas, en general, todos lo que cuiden de nuestros hijos deben estar consciente de la misión y objetivo que tenemos con la alimentación y buen desarrollo de nuestros hijos.
No queremos tener personas no involucradas en temas tan importantes como éste; sin contar con su apoyo para lograr los mejores resultados.
4. Buscar ayuda profesional
Asegúrese de que su hijo vaya al médico para realizarse sus exámenes de control al menos una vez al año. Durante esa consulta, el médico mide la estatura y el peso de su hijo y calcula su índice de masa corporal. Un aumento significativo en el percentil del índice de masa corporal de su hijo en el transcurso de un año puede ser un posible signo de que está en riesgo de tener sobrepeso.